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Inteligentes y sostenibles: Madrid y Barcelona se suman a las tendencias de vida urbana

Una planificación urbana innovadora es fundamental para crear ciudades más sostenibles. En España, Madrid y Barcelona, lideran esta tendencia.

17 de agosto de 2017

En muchas de las ciudades europeas se respiran aires de cambio. Los vehículos ya no tienen prioridad sobre los peatones. Se están recuperando los espacios verdes y se están tomando medidas para conseguir el equilibrio entre los beneficios del turismo y el bienestar de los residentes.

Una planificación urbana innovadora es fundamental para crear ciudades más sostenibles. En España, Madrid y Barcelona, lideran esta tendencia. «Madrid y Barcelona se encuentran entre las ciudades más sostenibles del mundo», comenta Elsa Galindo, responsable de estudios de JLL en España. «Ambas han emprendido el camino para mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos, al tiempo que se centran en la sostenibilidad y el medio ambiente».

Reducción del tráfico

La caída en picado de la calidad del aire en diversas ciudades europeas está obligando a muchos responsables políticos a introducir restricciones al tráfico. La estrategia de Barcelona es más drástica: la ciudad pretende reorganizar su red de calzadas en supermanzanas sin coches, relegando el tráfico a las grandes vías de circunvalación y devolviendo el uso de las calles más pequeñas a los peatones y los servicios de ocio.

En Madrid, este proceso ha comenzado con la peatonalización de la Gran Vía, una calle con seis carriles que, además, es una de las principales zonas comerciales de la capital. Esta medida forma parte de un plan medioambiental más amplio que pretende prohibir la circulación de los vehículos más contaminantes antes de 2025.

En Barcelona llevan mucho tiempo invirtiendo en medios de transporte alternativos más ecológicos. La ciudad cuenta desde 2007 con un servicio de uso compartido de bicicletas y, a día de hoy, es la ciudad con más coches eléctricos de España, con 300 puntos de carga eléctrica gratuitos. La tendencia del transporte en bicicleta está en auge y Madrid también cuenta con un servicio de bicicletas eléctricas de uso compartido. Actualmente, tanto Madrid como Barcelona han integrado vehículos totalmente eléctricos en su flota de taxis y gran parte de los autobuses de la Ciudad Condal también son eléctricos.

No solo las calles se están volviendo más ecológicas: ambas ciudades están ajardinando las áreas urbanas más concurridas y hay proyectos para hacer lo mismo en las azoteas y en el techo de los autobuses.

Abordar los problemas más importantes de las ciudades

En Barcelona, una de las principales iniciativas del Ayuntamiento ha sido reducir el creciente impacto de los millones de visitantes que recibe la ciudad cada año.

«El turismo es uno de los principales activos de la economía española —declara Galindo—. Sin embargo, Barcelona ha sabido promocionarse tan bien como destino turístico que algunos residentes de Ciutat Vella, Born, La Barceloneta o Sant Antoni sienten que el centro de la ciudad está saturado».

En 2016, los 1,6 millones de habitantes de la ciudad tuvieron que acoger a 32 millones de visitantes, por lo que identifican el turismo como un problema aún mayor que el desempleo. Una ley aprobada recientemente limitará el número de camas disponibles para el alojamiento turístico, además de paralizar las licencias para alquileres vacacionales y la construcción de nuevos hoteles.

En Madrid, su Ayuntamiento ha prometido depurar la política local e implementar una nueva visión en favor de la concienciación medioambiental y la calidad de vida. «Ha surgido una nueva tendencia que reclama la ciudad para el uso de sus habitantes», añade Galindo.

«En general, los ciudadanos se muestran a favor de la evolución de la ciudad en materia de tráfico, sostenibilidad y concienciación medioambiental», afirma Galindo. «En estos momentos, el tráfico en Madrid y Barcelona no se sitúa en los niveles de Londres o París, pero, a medida que el comercio electrónico gane terreno y los distribuidores necesiten entregar su mercancía en 24 horas, el problema podría ser mucho mayor. En este momento, el gran reto consiste en desarrollar el sistema de transporte público».

Crear una ciudad propia del siglo XXI

La iniciativa más grande para la sostenibilidad de las ciudades es casi imperceptible. Hablamos de la red de miles de kilómetros de cables de Internet de alta velocidad que se entreteje bajo las ciudades españolas más conectadas

Hace ya tiempo que Barcelona aparece en los rankings de ciudades inteligentes gracias a su sofisticada red urbana de sensores que controlan el alumbrado, el tráfico y los residuos y ofrecen conexión wifi pública gratuita, lo que ayuda a ahorrar fondos municipales y mejora la calidad de vida de sus habitantes. Otro ejemplo es Santander, que se ha convertido en un laboratorio vivo de alta tecnología financiado por la UE.

Ahora, Madrid está siguiendo su ejemplo al abordar sus propios retos mediante un gran proyecto digital que conectará y monitorizará sus servicios públicos y su mantenimiento.

«España se sitúa a la cabeza de las nuevas tecnologías, ya que cuenta con una gran trayectoria en inversión en I+D», declara Galindo. La inversión en I+D de Barcelona equivale a casi un cuarto del gasto de todo el país en esta partida, mientras que la de Madrid representa el 38%. Cada vez es más común que los grandes centros tecnológicos de Barcelona y los núcleos empresariales de Madrid se construyan dentro de los límites de la ciudad en vez de en las afueras, lo que fomenta la innovación en las comunidades prósperas más cercanas.

«Para atraer y retener el talento es importante poder ofrecer la experiencia digital adecuada para una generación Millenial que está acostumbrada a espacios flexibles y una conectividad constante», añade Galindo. «En España está surgiendo un interesante mercado inmobiliario de oficinas centrado en edificios equipados con servicios inteligentes».

En los próximos años se espera que millones de personas se muden a las ciudades. En ese escenario, las redes urbanas basadas en datos jugarán un papel fundamental para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, facilitar la transparencia cívica, reducir la contaminación y los atascos, y hacer que el mantenimiento urbano sea más eficiente.

«Para seguir estando al mismo nivel de otros países europeos, España debe reaccionar y reinventarse», afirma Galindo. Los habitantes de las ciudades inteligentes del futuro podrán acceder fácilmente a todo tipo de datos, desde la información sobre los servicios de transporte hasta los registros municipales, y sus sensores viales podrán comunicarse con los vehículos inteligentes, los smartphones y los centros de transporte, lo que dará lugar a ciudades que además de ser autosuficientes, optimizarán el flujo de tráfico y peatones, facilitando una convivencia urbana más eficiente y agradable.

No cabe duda de que las ciudades españolas cuentan con grandes planes, ahora el desafío consiste en materializarlos en una realidad inteligente y sostenible.

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