Industria 4.0: conectando con el futuro

De entre todas las estadísticas sobre industria 4.0, hay una que es especialmente llamativa. El último informe de PWC sobre este ámbito en España situaba en un 8% las empresas con un nivel de digitalización avanzado en España (frente al 33% del resto del mundo). Es un patrón de comportamiento que experimentará pocos cambios en los próximos años. En 2020, el porcentaje de digitalización alcanzará el 72% a nivel global y el 19% en nuestro país.

¿Por dónde podemos empezar para salvar esa diferencia? El primer paso es entender el concepto Industria 4.0 y los beneficios que ofrece. Como parte de la serie de vídeos La Opinión del Experto, hemos hablado sobre ello con Pascual de Dedios-Pleite, Head de Digital Factories de Siemens, quien nos ha ayudado a entender mejor este término de creación relativamente reciente.

La industria 4.0 supone automatizar y robotizar las fábricas para obtener unas instalaciones inteligentes (smart factories) donde fabricar productos de forma automatizada e interconectada. Es decir, facilita la vinculación del mundo físico con el virtual, para crear una industria inteligente, que responda a las necesidades concretas de los consumidores.

En cuanto a los beneficios, hablamos principalmente de tres tipos. La aplicación de la industria 4.0 supone incrementar los beneficios a la vez que la eficiencia de los procesos. Al mismo tiempo se reducen los costes operativos y los tiempos de producción de forma significativa.

Existen tres vías diferentes por las que la industria 4.0 se puede aplicar al modelo empresarial.

En primer lugar, tal y como señala Pascual Dedios, hay que empezar por construir el modelo de gemelo digital. Éste consiste en virtualizar los productos y las líneas de producción a través de bases de datos compartidas. Una vez terminado, los datos e inteligencia que reúne se utilizan para optimizar los procesos de trabajo. Eso supone mejorar el funcionamiento de los ya existentes o incorporar la tecnología a nuevos ámbitos del negocio.

El segundo aspecto fundamental es que el mundo digital aporta un valor diferente a los datos de una empresa. Este nuevo conocimiento permite estudiar su estrategia y forma de trabajar, dando información clave sobre los aspectos que se pueden mejorar o sobre aquellos otros que pueden generar nuevos modelos de negocio. Todo ello con el objetivo de facilitar una toma de decisiones informada que redunde en beneficios a largo plazo para los consumidores y los negocios.

El tercer aspecto muy importante es la ciberseguridad. La apertura al mundo digital y la democratización de la información incrementa la vulnerabilidad de las empresas. Por ello, es imprescindible no perder de vista aspectos como la propiedad intelectual o la identidad digital de un negocio. Los datos se han convertido en el principal activo a proteger y hay que seguir desarrollando software capaz de hacerlo. En palabras de Pascual Dedios “ciberseguridad y digitalización son dos caras de la misma moneda”.

Aunque de entrada puede considerarse una amenaza para el trabajo manual, la digitalización aporta valor a los puestos de trabajo. Lo digital abre la posibilidad de contar con una mano de obra colaboradora y conectada, que trabaja de forma más rápida e inteligente. Las nuevas responsabilidades hacen crecer a la plantilla y, por ende, a la empresa. Así lo confirman también las estadísticas recogidas en el último informe de Siemens sobre la transformación digital en la empresa española. El 100% de los encuestados opinaba que a más digitalización es igual a una mayor productividad y satisfacción laboral. Otros beneficios al alza son el compromiso, la conciliación y el ambiente laboral.