La obsolescencia como oportunidad
Proteger y crear valor en las propiedades y lugares con riesgo de quedarse abandonados
De camino a la segunda mitad de la década de los 20s, el sector inmobiliario comercial sigue viviendo en un entorno en rápida evolución. Las preferencias cambiantes sobre cómo se utiliza el espacio y dónde tiene lugar el desarrollo convergen con unos requisitos de sostenibilidad cada vez más estrictos y una grave escasez de viviendas, oficinas y productos comerciales de calidad, así como con unos costes de mitigación del cambio climático cada vez más elevados, todo ello bajo el paraguas de unas finanzas y unas infraestructuras nacionales y locales sometidas a tensiones.
Como resultado, se está prestando mayor atención a la escala de activos potencialmente obsoletos en todo el espectro inmobiliario. Sin embargo, el debate actual en torno a la obsolescencia no refleja las oportunidades polifacéticas que se encuentran al convertir los retos en valor y rentabilidad. Es importante señalar que el esquema de decisión y el recorrido de inversión de un activo determinado variarán en función del tipo de producto, las consideraciones espaciales, las preferencias cambiantes del mercado y las limitaciones de viabilidad, entre otros factores.
Una perspectiva más holística muestra que hay tres factores superpuestos -la edad y el diseño, la presión normativa y los efectos de la ubicación- cuyos puntos de convergencia determinan la dirección estratégica tanto para los propietarios como para las ciudades. El compromiso creativo y proactivo entre propietarios, promotores, socios de capital y entidades públicas permitirá que las inversiones necesarias se realicen no sólo más rápidamente, sino también de forma que el resultado sea mayor que la suma de sus partes.
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