Pop Up Stores: el auge de las tiendas efímeras

En los últimos años las hemos visto en muchos lugares y lo cierto es que nos encantan. Estamos hablando de las Pop Up Store, un nuevo modelo de comercialización de productos por el que están apostando marcas de todo tipo en muchos lugares del mundo. Pero, ¿sabemos que son realmente? ¿Dónde aparecieron por primera vez? ¿Cuáles son las claves del éxito de una Pop Up Store? En el artículo de hoy daremos respuestas a estas preguntas. Pero también veremos algunos ejemplos de Pop Up que seguro os dejan con la boca abierta.

Este concepto hace referencia a espacios o tiendas efímeras en las que durante un período de tiempo determinado una marca vende sus productos o desarrolla una actividad determinada. Precisamente, el tiempo es un factor fundamental en el éxito de esta estrategia comercial y tiene toda su lógica. Seguramente en alguna ocasión os habéis encontrado en esta situación, un bar está a punto de cerrar y os pedís otra copa o refresco. Pues bien, con las tiendas ocurre lo mismo, el que tengan fecha de caducidad o solo podamos acceder a ellas durante un período de tiempo concreto, como ocurre con las Pop Up Store, nos incita a comprar.

Las Pop Up Store no son una novedad. Por un lado, el término surgió por primera vez en el año 2004 de la mano de Trendwatching, una plataforma especializada en cazar y dar a conocer nuevas tendencias. Por otro lado, en Japón y una vez al año, se abría un espacio comercial al público en el que se agotaba prácticamente todo. Una agencia de comunicación americana se percató de este detalle y decidió extrapolar este modelo de negocio al mundo occidental con algunos cambios y cuidando muchos los detalles. Ciudades como Nueva York y Londres fueron las primeras en adoptar las Pop Up Store, un formato perfecto para que nuevos diseñadores y chefs se dieran a conocer de una manera atractiva y económica. De todo esto hace ya casi una década. Desde entonces, las Pop Up Store no han parado de implementarse en otros países, entre ellos, España.

Estas tiendas fugaces no tienen éxito por sí mismas. Las marcas que deciden optar por esta estrategia comercial deben cuidar con mucho mimo una serie de factores que serán la clave del éxito final. Uno de estos factores es el espacio en el que se desarrollará la Pop Up Store. Independientemente del estilo del lugar (minimalista, moderno, clásico o ecléctico) este debe cuidar al máximo el look & feel, ofrecer una experiencia única y acorde con el tipo de productos que se van a comercializar. Antiguos palacetes,lugares emblemáticos de las grandes ciudades, museos o naves industriales habilitadas son lugares perfectos para organizar espacios en las que distintas marcas den a conocer su producto o servicio a través de Pop Up Stores.

Además del espacio, el disponer de una buena estrategia de comunicación y de relaciones públicas es fundamental para conseguir atraer el público adecuado a los Pop Up Store. Precisamente la limitación en el tiempo hace necesario poner en marcha la maquinaria de comunicación desde el primer minuto. Esta maquinaria debe contar con influencers o canales como redes sociales para conseguir un mayor impacto. Ahora bien, antes de poner en marcha la estrategia de comunicación es importante llevar a cabo un análisis y estudio de mercado para definir qué canales se van a emplear o son más adecuados.

Pero con esto no es suficiente. El éxito o el fracaso de una Pop Up Store también va muy de la mano de la capacidad que tengamos para ofrecer experiencias únicas, productos exclusivos y un trato personalizado para cada una de las personas que se acerquen al espacio de venta. A la hora de ofrecer experiencias únicas no se puede olvidar que la unión hace la fuerza. Es muy normal que a la hora de organizar una Pop Up Store se comparta espacio con otras marcas o negocios con los que se pueden organizar acciones co-branding que permitan a las personas disfrutar de experiencias inolvidables.

¡En absoluto! Aunque las marcas de moda fueron las primeras en adoptar el formato de las Pop Up Store lo cierto es que han sido muchos los negocios o sectores que han decidido sumarse a esta tendencia. Grupos de música, restaurantes y marcas de comida gourmet, productoras de cine e incluso marcas de comida para animales son tan solo una pequeña muestra de lo mucho que interesa este formato de venta. Como curiosidad, a finales de 2013 la Real Fábrica de Cristales de La Granja organizó una Pop Up Store en Madrid en la que aprovechando la proximidad de la Navidad ponía a la venta prestigiosas piezas de cristal a precios asequibles y elaboradas con técnicas del siglo XVIII.

Las Pop Up Store no suponen un coste inasumible para las marcas. Su limitación en el tiempo brinda a una marca la oportunidad de darse a conocer, organizar mercadillos solidarios, dar salida a artículos en stock, estar cerca de los clientes y conocer sus expectativas en torno a los productos sin incurrir en costes fijos de alquiler y mantenimiento de un local.

Hay marcas que han apostado muy fuerte por las Pop Up Store y que han llevado a cabo acciones que han despertado un gran interés. Un ejemplo de ello es la marca deportiva Adidas. El pasado año, la marca abrió un Pop Up Store en forma de caja de zapatos y con el diseño de sus clásicas zapatillas Stan Smith.

Una vez dentro, los visitantes podían disfrutar de productos de colección y actividades interactivas. No es la primera vez que Adidas lleva a cabo una acción así, desde hace algunos años apuesta en sus estrategias de marketing y comunicación por este formato como vemos en las siguientes imágenes.

En mayo de este mismo año, Barcelona fue testigo de la creación por parte de la firma Hermés de un maravilloso Pop Up Store que representaba de forma física el hogar virtual que ya crearon para sus míticos pañuelos en la Pop Up Store online en maisondecarres.com. Una vez allí los visitantes podían configurar los colores de su pañuelo favorito de la firma e imprimirlo, podían relajarse en una hamaca o ver la nueva colección de pajaritas paa mujeres. Incluso la firma habilitó un espacio de lavandería para quien lo quisiera, pudiera teñir sus pañuelos antiguos y darles un nuevo look. Los visitantes no podían abandonar este lugar sin un recuerdo fotográfico y para ello la firma habilitó un photocall.