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¿Sabemos interpretar la factura del gas?

Nos llega la factura del gas, miramos el importe y volvemos a cerrar el sobre. Esto se ha acabado. Aprendemos a interpretar la factura del gas y al mismo tiempo, ahorrar en consumo de energía.

24 de septiembre de 2015

Llega el frío y con él la puesta en marcha de los sistemas de calefacción y la utilización frecuente del agua caliente. Ante todo esto es inevitable que el importe de las próximas facturas del gas sea más elevado. En el artículo de hoy veremos cómo se debe interpretar la factura del gas y os daremos algunos trucos para ahorrar y evitar sustos inesperados en las próximas facturas.

LAS CLAVES QUE NECESITAS SABER PARA INTERPRETAR CORRECTAMENTE LA FACTURA DEL GAS

Cuando recibimos la factura del gas casi todos repetimos el mismo patrón: nuestra mirada va directa al importe a pagar y nada más. Como mucho, quizás se nos pase por la cabeza comparar la recién llegada factura con la del mes anterior. El resto de la información que aparece en la factura directamente la ignoramos porque en muchos casos no sabemos interpretarla. ¡Error! Debemos esforzarnos por aprender a leer la factura del gas, y aunque es cierto que cada compañía tiene su propio diseño de factura, casi todas incluyen los mismos apartados. Veamos cuáles son:

1. Datos personales: aparecen en la parte superior de la factura e incluye los datos que nos identifican como clientes (nombre, apellidos, dirección de suministro, DNI, número de referencia o número de factura, número de cliente y datos bancarios).

2. Datos de facturación: antes de explicar esta parte es importante que tengamos en cuenta los distintos tipos de tarifas que existen:

  • Tarifa de mercado libre: en este caso la compañía suministradora de gas acuerda un precio con los consumidores.
  • Tarifa regulada o Tarifa de Último Recursos (TUR): se trata de una tarifa controlada por el Gobierno con el fin de proteger a los pequeños consumidores del comportamiento del libre mercado. Pueden acceder a esta tarifa, las viviendas con un presión igual o inferior a 4 bar y un consumo anual igual o inferior a 50.000 kilovatios/hora (kWh). Dentro de esta tarifa encontramos dos tipos: TUR1 (usuarios que consumen menos de 5.000 kWh) y TUR2 (usuarios que consumen entre 5.000 y 50.000 kWh).

Teniendo esto en cuenta, veamos los distintos apartados de facturación que encontramos en la factura del gas:

  • Consumo: aquí figuran los datos del consumo durante el periodo que se factura. Esta parte es fundamental si lo que buscamos es ahorrar en la factura del gas ya que, aquí es donde encontramos la primera diferencia entre las distintas compañías. En el mercado libre cada compañía vende el gas al precio que considera oportuno.
  • Impuestos: junto a los datos de consumo aparecen también los impuestos a pagar. Por un lado, el Impuesto de Hidrocarburos, un impuesto especial y variable que paga el consumidor en función de su consumo para compensar la contaminación que provoca la calefacción. Por otro lado, nos encontramos con el IVA del 21%.
  • Término fijo: es lo que el consumidor paga por estar conectado a la red de suministro de gas.
  • Otros conceptos: en este caso solemos encontrar el alquiler del contador, instalación que suele ser propiedad de la compañía. Las empresas cobran por su uso alrededor de 2 euros mensuales. Ahora bien, los usuarios pueden comprar su propio sistema de medición. En este caso, el mantenimiento del mismo dependerá del usuario.

3. Servicios que tenemos contratados o servicios de mantenimiento: en este apartado se valoran otros servicios contratados por el usuario, como por ejemplo: revisiones o mantenimiento de la instalación.

CÓMO AHORRAR EN LA FACTURA DEL GAS

Una forma de ahorrar en la factura del gas es, una vez sabemos interpretar la factura, comparar precios entre los distintos suministradores del servicio. Pero existen otros trucos para adelgazar la factura del gas:

1. Mantenimiento de las calderas: antes de poner en marcha la calefacción es importante revisar el estado de la caldera y limpiar los quemadores. Igualmente debemos purgar los radiadores para conseguir un mayor rendimiento de los mismos sin un consumo excesivo de energía.

2. La importancia de un buen aislamiento: una vivienda bien aislada, en la que se evita que se escape o entre calor y frío nos permitirá disfrutar de un importante ahorro de calefacción en invierno y de aire acondicionado en verano. Tener un certificado de eficiencia energética puede ayudarnos a evaluar este punto

3. Utilizar la calefacción cuando y donde sea necesario: no es necesario tener la calefacción encendida las 24 horas del día. Los mayores expertos en ahorro de energía recomiendan mantener encendida la calefacción durante el día y apagarla por la noche. Pero además, si durante el día no hay nadie en casa, podemos programar el encendido de la calefacción una hora antes de nuestra llegada. De esta forma nos aseguramos tener la casa caliente cuando llegamos y no malgastamos energía y dinero durante horas.

Otra forma de ahorrar es seleccionando aquellas habitaciones en las que queremos mantener encendida la calefacción. No merece la pena tener la calefacción abierta en aquellas habitaciones que apenas utilizamos o permanecen vacías.

4. Temperatura constante: disponer de calefacción no significa que durante el invierno traslademos el verano a nuestros hogares. Debemos mantener el hogar a una temperatura constante, entre 18 y 21ºC. ¡Recuerda que por cada grado que sube la temperatura el gasto puede incrementarse en un 8%).

5. No se lo pongamos difícil a los radiadores: poner ropa mojada encima de los radiadores provoca que estos necesiten más energía para calentar una casa. ¡Debemos evitar este tipo de prácticas que dificultan a los radiadores funcionar correctamente!

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