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Agricultura vertical: ¿el nuevo negocio de moda para la inversión?

Los inversores y las cadenas de supermercados participan cada vez más en el sector de la agricultura vertical, que tiene las papeletas para salvar el planeta

14 de septiembre de 2020

La agricultura vertical está cobrando impulso en todo el mundo consecuencia de la creciente demanda de los consumidores de alimentos ecológicos y el interés de las empresas por reducir sus huellas de carbono.

Las empresas de capital de riesgo y las cadenas de supermercados son alguno de los sectores más interesados por este ámbito en rápida evolución, que implica el cultivo de alimentos en espacios interiores controlados y de alta tecnología.

En esencia, estas granjas representan una mezcla entre invernadero y almacén puesto que los cultivos están repartidos en pisos. Su funcionamiento requiere menos espacio, lo que juega a su favor, especialmente en las zonas urbanas densamente pobladas. En uno de los antiguos refugios antiaéreos de Londres, por ejemplo, la granja de Growing Underground utiliza la tecnología LED y sistemas hidropónicos para cultivar verduras.

“La agricultura vertical se ha visto impulsada por el COVID-19, que ha empujado a los países a buscar formas de ser más autosuficientes”.

"La principal ventaja de la agricultura vertical es el aumento del rendimiento de los cultivos que conlleva una menor superficie unitaria de tierra requerida", dice Peter Davies, Consultor Asociado de JLL Energy & Infrastructure Advisory. "Es una tendencia que está de actualidad a raíz de la pandemia del COVID-19, que empuja a los países a buscar formas de ser más autosuficientes, por no hablar de la creciente conciencia de los consumidores sobre el transporte de alimentos".

En 2026, la industria podría valer hasta 12.770 millones de dólares en todo el mundo, en comparación con los 2.230 millones de dólares actuales, según Allied Market Research.

El “boom” inversor en el mundo

Muchas empresas que se dedican a la agricultura vertical tienen planes ambiciosos.

En el Reino Unido, la nueva empresa de Edimburgo, Shockingly Fresh, busca lanzar 40 granjas verticales. Plant Lab, acaba de conseguir 20 millones de euros de inversión para ampliar su producción en países como los EE.UU. y los Países Bajos, mientras que LettUs Grow ha conseguido 2,35 millones de libras esterlinas en fondos para semillas.

El año pasado, la start-up berlinesa Infarm, que tiene como objetivo suministrar la tecnología necesaria para los supermercados, recaudó 100 millones de dólares de inversores de capital de riesgo, entre ellos TriplePoint Capital, con sede en California.

"El apetito de los inversores está ahí", dice Davies. "Hace unos años, hubo una primera ola de empresas de nueva creación que cosecharon diferentes niveles de éxito, pero no todas las ideas prosperaron.

"Es una hoja de ruta similar al que han tomado las cervecerías independientes, que en los últimos años han puesto en las estanterías de los supermercados productos de fabricación local y con precios más elevados. El supermercado impulsa su imagen de marca apostando por productos locales, mientras que la empresa productora obtiene un acceso directo a los consumidores".

En el Reino Unido, por ejemplo, la cadena M&S se ha asociado con Infarm para cultivar una gama de hierbas frescas en siete tiendas. Los supermercados de Canadá, Estados Unidos, Francia y Alemania también han instalado iniciativas similares en respuesta a las preocupaciones ambientales y a las cambiantes preferencias de los consumidores. Ocado, que distribuye alimentos desde el supermercado Waitrose, ha invertido 17 millones de libras esterlinas en la creación de sus propias granjas verticales para cultivar hierbas y hortalizas al lado de sus centros de distribución.

"La producción de cultivos en entornos controlados se está convirtiendo en un elemento importante de los esfuerzos por reducir las emisiones de carbono en el sector de la alimentación", dice Davies. "Los supermercados están ansiosos por reducir su huella de carbono y acercarse a su consumidor final, como hemos visto con el crecimiento de la logística de última milla".

“La agricultura vertical se está haciendo un hueco en la creación de cadenas alimentarias seguras”.

Los consumidores al poder

Otras empresas agrícolas verticales, como Agricool, con sede en París, que produjo su primera caja de fresas de contenedores de transporte en 2015, están vendiendo directamente a los consumidores.

Las credenciales de alimentos cultivados localmente constituyen una gran parte de su atractivo, aunque el ahorro de envases, energía y agua también es un factor relevante para los consumidores conscientes del medio ambiente.

"Es probable que la gente esté dispuesta a pagar un precio más alto por las frutas y hortalizas, que tienen una menor dependencia de los plaguicidas que los productos convencionales", dice Davies.

A diferencia de la agricultura al aire libre, las condiciones climatológicas cuidadosamente controladas permiten una producción regular de frutas, hierbas y verduras selectas.

"Se ha prestado atención a los cultivos de alto valor, como las hojas de ensalada y las hierbas como la albahaca y el eneldo, en parte debido a los elevados gastos iniciales que requiere las tecnologías, desde la hidroponía hasta la aeroponía o incluso la acuaponía, que se utilizan para filtrar las aguas residuales ricas en nutrientes de las peceras", dice Davies.

Incluso cuando está en funcionamiento, la generación actual de granjas verticales sigue teniendo altos costes operativos en cuanto a revisión, mantenimiento y recolección de los cultivos. La energía sostenible también es imprescindible. Como afirma Davies: "Si la fuente de energía no es limpia, la propuesta pierde su brillo".

Por ahora, nos encontramos en una fase inicial de la agricultura vertical comercial aunque, si tenemos en cuenta que la urbanización aumenta la demanda de alimentos frescos en las ciudades a la par que las rentas en las ubicaciones céntricas, vemos que poco a poco se está haciendo un hueco en la creación de cadenas alimentarias seguras.

La agricultura vertical en España

En nuestro país, el negocio se encuentra todavía en la fase de preparación al despegue, aunque también hay proyectos que va encaminados hacia su popularización.

Es el caso de la madrileña start-up Ekonoke que, precisamente el pasado agosto cerró una ronda de inversión de unos 420.000 euros para ampliar su negocio a otras ciudades. En su huerto, a 20 km de Madrid, sus fundadoras se dedican a cultivar todo tipo de vegetales para abastecer a los habitantes de la capital.

Groots es otra de las start-ups que apuestan por este tipo de plantaciones. Afincados en Cataluña, actualmente construyen un invernadero interior muy cerca de la Ciudad Condal con el propósito de crear un entorno respetuoso y eficiente desde donde plantar cara a la agricultura tradicional.

Brotalic es otra empresa barcelonesa que echa mano de la granja vertical para cultivar microbrotes de elevado valor nutricional y sabor intenso, que venden a restaurantes y profesionales vinculados al sector.

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