¿Qué es una certificación energética?
El certificado energético determina el grado de eficiencia energética de un inmueble. Explicamos las claves de esta normativa obligatoria desde el año 2013.
Desde el 1 de junio de 2013 todas las viviendas o edificios en venta o alquiler deben disponer de un certificado energético. Ya han pasado dos años desde que se puso en marcha esta medida pero aún siguen existiendo dudas que en el artículo de hoy queremos resolver.
¿Qué es y cómo se calcula la eficiencia energética?
La calificación energética para viviendas es un valor que determina cómo de eficiente en términos de energía es un edificio en condiciones normales de uso y ocupación. Para calcularlo se tienen en cuenta los servicios que más se utilizan en un edificio como por ejemplo la calefacción, la electricidad, la producción y consumo de agua, la regriferación y la ventilación del inmueble.
El valor final, que determinará el grado de calificación, se calcula dividiendo los kilogramos de CO2 emitidos al año y los metros cuadrados de la vivienda.
¿Deben disponer todos los edificios del certificado energético?
Todos aquellos edificios que estén en venta o alquiler deben disponer de un certificado energético. Ahora bien, la normativa también habla de inmuebles que están exentos de este certificado y que son:
- Edificios y monumentos protegidos
- Edificios utilizados como lugares de culto o para desarrollar actividades religiosas
- Espacios no residenciales de edificios industriales, de la defensa y agrícolas
- Edificios o partes de ellos que estén correctamente aislados y con una superficie inferior a 50 metros cuadrados
- Edificios o parte de ellos que se alquilen o se pongan a disposición de uso por un período de tiempo inferior a cuatro meses al año o con un consumo de energía previsto inferior al 25%
Sanciones por incumplimiento de la normativa
La ley tiene previstas sanciones en caso de incumplimiento que varían entre los 300 y 600 euros en el caso de infracciones leves. De los 601 a los 1.000 euros en el caso de infracciones graves y de 1.001 a 6.000 euros para las muy graves.
Tipos de certificados
En función de la evaluación llevada a cabo se pueden obtener distintos certificados energéticos que van desde la letra A, etiqueta para los inmuebles más eficientes, a la letra G, etiqueta prevista para aquellos edificios de menor eficiencia energética. A continuación explicamos con más detalle cada una de estas calificaciones energéticas y las diferencias de gasto entre unas y otras según datos de Ecobservatorio.
Etiquetas “A”, “B” y “C”
Son los edificios más eficientes en términos de energía. En concreto la puntuación “A” se asigna a las conocidas como construcciones “verdes”.
Es decir, aquellas de menos de 50Kw/m2 de consumo energético anual. Obtener la etiqueta “A” de eficiencia energética implica que un edificio disponga de un buen aislamiento térmico que evite la entrada de frío o calor, ventanas grandes y herméticas que permitan la entrada de grandes dosis de luz natural pero que al mismo tiempo impidan que se cuele el frío o el calor.
También es importante que los electrodomésticos y los equipos como el aire acondicionado destaquen por un consumo energético bajo. Igualmente, se tiene en cuenta la utilización de calderas más eficientes como las de biomasa. La utilización de iluminación led, la geotermia, la buena orientación de la vivienda y el empleo de materiales eficientes en la vivienda son otros aspectos que condicionan la concesión de la etiqueta “A”.
Con la etiqueta “B” el gasto energético previsto está en torno a los 390 euros al año en una vivienda de 100 m2. La etiqueta “C” supone un gasto aproximado de 476 euros al año en energía.
Etiquetas “D” y “E”
Son las etiquetas que se traducen en un consumo medio de energía. El certificado energético “E” es el más habitual en casi todas las comunidades autónomas de España y supone un gasto medio de 1.010 euros al año en una vivienda de 100 m2. La etiqueta “D” se traduce en un gasto anual de 635 euros al año.
Etiquetas “F” Y “G”
Estas etiquetas se corresponden con un consumo muy elevado de energía y que puede superar el 125%. En el caso de la etiqueta “G”, aproximadamente un 28% de los inmuebles en España obtienen esta certificación, la peor de todas las que hemos mencionado.
Supone un gasto medio anual de 2.087 euros al año en calefacción, agua caliente y aire acondicionado en una vivienda de 100 m2. Un dato muy valorado en la decisión final por futuros inquilinos o compradores de un inmueble, especialmente si tenemos en cuenta que la media de gasto en los inmuebles españoles está en torno a los 1.010 euros anuales de energía (etiqueta “E”).
Para dejar atrás esta certificación, los inmuebles deben mejorar por un lado la instalación de agua caliente. En la actualidad encontramos muchos edificios con calderas antiguas que consumen mucha energía. Estas calderas pueden sustituirse por otras que utilizan sistemas más modernos que ayudan a ahorrar energía.
Por otro lado, es importante sustituir las ventanas y cambiar todas aquellas ventanas de cristal simple por otras de doble capa de vidrio. La etiqueta “F” se traduce en un gasto anual de 1.414 euros en energía en una vivienda de 100 metros cuadrados.