¿Qué es el certificado BREEAM?
Se trata de un método internacional desarrollado por la organización BRE Global de Reino Unido que nos permite medir el grado de sostenibilidad ambiental de edificios.
En la actualidad existen distintas maneras para determinar cuál es el nivel de sostenibilidad de un edificio. Existen distintos tipos de certificados (A, B, C, D, E, F y G) que nos permiten saber cómo de sostenible es un inmueble y su impacto en nuestra economía independientemente de sea propiedad de una empresa o un particular. Ahora bien, existen otros certificados que nos dan a conocer de una manera muy rápida cuál es la relación de un edificio con el medio ambiente. En concreto, en este artículo analizaremos las claves del certificado BREEAM (del inglés, Building Research Establishment’s Environmental Assessment Method).
El certificado BREEAM es…
Un método internacional desarrollado por la organización BRE Global de Reino Unido y que nos permite medir el grado de sostenibilidad ambiental en edificaciones. Este sello comenzó a desarrollarse en el año 1988, pero no fue hasta los años noventa cuando comenzó a utilizarse. En un primer momento, el certificado BREEAM se utilizó para inmuebles de uso comercial y residencial. Con el paso del tiempo su uso se ha ido extendiendo a nuevos tipos de edificios.
La metodología del certificado BREEAM consiste en…
Un sistema de puntos muy sencillo y transparente que evalúa características ya definidas de los edificios en distintas fases de desarrollo: diseño, construcción, mantenimiento, acondicionamiento, restauración, etc. Las categorías evaluadas son diez: gestión, salud y bienestar, energía, transporte, agua, materiales, residuos, uso ecológico del suelo, contaminación e innovación. Cada una de estas ellas aborda los factores más influyentes, entre ellos el diseño de bajo impacto y la reducción de las emisiones de carbono; la durabilidad; la adaptación al cambio climático y el valor ecológico y la protección de la biodiversidad.
Por otro lado, el certificado BREEAM clasifica los edificios en función de un sistema de créditos agrupados en nueve categorías principales y premia medidas que contribuyan a un mayor bienestar de los ocupantes del inmueble y la protección del medio ambiente.
Todo esto se tiene en cuenta a la hora de obtener un resultado ponderado, único y global que permitirá definir en qué rango de los cinco que componen el certificado BREEAM se encuentra la construcción: aprobado, bueno, muy bueno, excelente y por último y el que quizás todos quisieran tener, excepcional.
El proceso de certificación con la metodología BREEAM
Comienza con la elección por parte del interesado en obtener el certificado de un asesor reconocido e independiente. Este se encargará de registrar el proyecto y plantear toda la estrategia para la obtención del certificado.
Este asesor será el encargado de reunir toda la información y todas aquellas evidencias que permitan a un edificio obtener el certificado BREEAM. Todas estas pruebas estarán contempladas en un informe que tendrá en cuenta la empresa encargada de la gestión del certificado.
Los clientes que soliciten este sello deben saber que obtenerlo supone un coste económico que incluye las tarifas de certificación, los honorarios del asesor y también el coste que puede suponer la implementación de aquellas medidas que se hayan identificado y que permitan obtener una mayor puntuación a la hora de obtener el certificado.
Tipos de certificados BREEAM
Actualmente, podemos distinguir cinco tipos de certificaciones:
• BREEAM Urbanismo: evalúa la sostenibilidad de proyectos urbanísticos en barrios o ciudades
• BREEAM Vivienda: valora la sostenibilidad de viviendas unifamiliares o build-to-rent
• BREEAM Nueva construcción: abarca los proyectos de obra nueva, rehabilitación, ampliación o acondicionamiento
• BREEAM A medida: valora edificios singulares
• BREEAM En uso: evalúa inmuebles que están puestos en explotación hace al menos dos años
BREEAM en España
Aunque este certificado se puso en marcha en Reino Unido, poco a poco fue extendiéndose hasta estar presente en más de 50 países del mundo entre los que podemos destaca: Holanda, Noruega, Suecia, Alemania, Austria, Suiza, Luxemburgo, Canadá, Hong Kong, Nueva Zelanda y España.
En el caso de nuestro país, el proceso de certificación dio comienzo en 2010 y cada vez son más los propietarios buscan recibir este reconocimiento. A fecha de publicación del artículo, tenemos 1.129 edificios que poseen esta distinción o están en proceso de tenerla.
Y es que el certificado BREEAM tiene grandes beneficios…
Este certificado contribuye a impulsar una construcción mucho más sostenible y respetuosa con el entorno que nos rodea. Además, no podemos olvidar los grandes beneficios económicos y sociales que la construcción sostenible tiene para todas las personas implicadas en el ciclo de vida de un inmueble (propietarios, inquilinos, usuarios, etc.).
Existen cada vez hay más pruebas de que los edificios certificados por la BREEAM ofrecen mayores retornos de la inversión y unos ingresos por venta o alquiler superiores a lo habitual. Además, la gestión de un edificio certificado suele ser considerablemente más barata que la de uno sin certificar. Esto se debe a que los edificios sostenibles suponen un ahorro significativo en energía y, por lo tanto, en costes.
Estos activos también ofrecen una gran cantidad de beneficios para las personas que viven y trabajan en ellos. Normativas como BREEAM ayudan a crear lugares de trabajo con una buena calidad del aire, buena iluminación con aprovechamiento de la luz natural y una mayor percepción de confort térmico y acústico. Como ejemplo del impacto que pueden tener estos factores, podemos citar esta investigación del World Green Building Council, que afirma que una mejor calidad del aire en el interior puede ayudar a mejorar los niveles de productividad de los empleados hasta en un 8-11%.
Por último, los inmuebles que tienen la certificación BREEAM son más resilientes y se caracterizan por su flexibilidad a la hora de responder a las demandas de la economía, la sociedad y el medio ambiente. La misma flexibilidad está presente entre las características del propio sello. Sus características evolucionan continuamente para facilitar la contribución al cumplimiento de los objetivos de desarrollo sostenible establecidos por las Naciones Unidas.